Vacaciones
-Oso
González. -me levanté y recogí mi boletín de notas de la mano del
profesor.
Habían
pasado dos semanas desde el cumpleaños de Algodón, durante las
cuales nos habíamos ayudado los cuatro mutuamente con los estudios.
Las notas que hoy nos daban reflejarían nuestros esfuerzos.
Tras
dar una decena más de notas, Selva recogió las suyas, y las abrimos
a la vez.
Me
alegré al descubrir mis buenas notas. Con tan sólo dos notables,
eran bastante parecidas a las de mi compañera, por lo que los dos
nos alegramos aún más.
Cuando
sonó el timbre me precipité fuera de clase, en busca de mis amigos,
quienes ya me esperaban fuera. Nos comunicamos nuestras notas y
saltamos juntos de alegría.
Volvimos
juntos a casa, incluyendo a Pelusa, como hacíamos normalmente.
Algodón fue el primero en llegar, y seguidamente, Pelusa y yo nos
depedimos de Claire y Alexander.
Llegamos
a casa y nos tiramos en el sofá, pues al fin estábamos de
vacaciones. En un par de días sería Navidad, y el árbol ya estaba
decorado. En pocas horas partiríamos a casa de mis abuelos para
pasar allí la Nochebuena, por lo que me apresuré a comer y a montar
en el coche, seguido de Pelusa.
Tras
dos horas de trayecto, llegamos a nuestro destino. Saludamos a
nuestros abuelos y nos apresuramos a deshacer las maletas.
Durante
los dos días siguientes no hicimos prácticamente nada. Nos
limitamos a tirarnos en el sofá a contemplar la televisión. Así
llegamos a Nochebuena, cuando ayudamos a preparar la comida, y nos
llenamos con ella.
Tras
la comida, mis abuelos nos ofrecieron dos regalos: uno para Pelusa y
otro para mí.
-¡Gracias!
-saltamos, al descubrir una camiseta, que me puse al instante.
El
regalo de mis padres fue un juego de mesa y un puzzle para Pelusa,
con el que los dos nos alegramos.
Al
terminar, llamé a mis amigos rápidamente.
-¡Hola,
Oso González!
-¡Hola!
¿Cómo estáis? ¿Qué os han regalado?
-A
nosotros una pelota y dos pares de patines. -Claire y Alexander
fueron los primeros en contestar.
-A
mí un CD de mi grupo favorito. -Algodón también parecía
entusiasmado.
-¡Estoy
deseando reunirme con vosotros!
Tras
una conversación que duró diez minutos más, Pelusa y yo estrenamos
nuestros regalos y toda la familia, incluyendo a nuestros abuelos,
nos reunimos en torno a las mesa del salón para jugar al nuevo juego
de mesa, para terminar acostándonos a las dos de la madrugada, pero
con una gran ilusión deseando el año nuevo, que tomaría lugar en
tan sólo seis días.
Continuará...
Continuará...